MÁS ALLÁ DE LOS ÚLTIMOS RESULTADOS PISA: audacia educativa para transformar la educación

En el diverso y cambiante panorama de la educación, nos encontramos en un punto de inflexión crucial. La evolución de los enfoques pedagógicos nos ha llevado de un modelo educativo tradicional, centrado en la transmisión de contenidos (un modelo conductista), a una visión más integral y humanista del aprendizaje (un modelo más constructivista y socioconstructivista). Este viraje hacia metodologías activas representa no solo una transformación en la forma de enseñar, sino también un desafío para los sistemas de evaluación establecidos y, sobre todo, para el rol del profesorado.

Con la transición hacia un enfoque más centrado en el alumno, se ha delegado en el profesorado la responsabilidad de diseñar experiencias de aprendizaje que no solo sean significativas y relevantes, sino que también aseguren la adquisición de competencias clave. Este cambio, aunque positivo en su intención, plantea un desafío considerable. Antes los contenidos estaban claramente delineados por libros de texto y recursos curriculares estructurados. Ahora se espera que el profesorado, en medio de sus numerosas responsabilidades, desarrolle propuestas didácticas innovadoras, con una amplia diversidad de aproximaciones metodológicas que cumplan con los objetivos curriculares y respondan a las necesidades individuales de su alumnado.

Además, si ponemos nuestro foco en el alumno o alumna, deberemos clarificar y compartir, en el seno de la comunidad educativa, cuál es el perfil de salida del alumnado o, lo que es lo mismo, cuáles son las competencias transversales o soft skills.

Esta llamada a la innovación pedagógica, si bien es estimulante, también puede resultar abrumadora. La pregunta entonces es: ¿Cómo podemos apoyar al profesorado en esta tarea monumental? La clave está en acompañar primero al equipo directivo de una institución educativa en un cambio de mirada al alumnado y a la educación, y después, cuando los objetivos, medios y planes ya se hayan clarificado, acompañar al profesorado en el cambio de paradigma. Para este cambio habrá que proporcionar tiempo, formación y recursos adecuados, así como fomentar una cultura de colaboración e innovación permanente.

En este contexto, deseamos compartir algunas reflexiones a raíz de los últimos resultados obtenidos en las pruebas PISA de la OCDE y reflexionar sobre su vinculación o no, con los modelos educativos que hemos ido evolucionando a lo largo de la última década.

¿Es posible que la dificultad del viraje y del diseño de propuestas didácticas mediante metodologías activas haya influenciado en parte en los resultados de PISA? ¿Es realmente el único motivo o pueden existir razones más profundas que requieran nuestra atención?

Las pruebas estandarizadas como PISA, aunque cada vez incorporan más la mirada competencial, también han sido durante mucho tiempo la vara con la que se mide el éxito de los sistemas educativos a escala mundial. Sin embargo, estas evaluaciones, con su énfasis en competencias lectoras, matemáticas y científicas, ¿logran capturar la riqueza y profundidad del aprendizaje que promueven las metodologías activas? Estas estrategias pedagógicas buscan desarrollar no solo conocimientos académicos, sino también habilidades de pensamiento y relación que son críticas para la vida: pensamiento crítico, resolución de problemas, colaboración y empatía, creatividad… entre otras.

La pregunta que surge es si no necesitaríamos repensar nuestras herramientas de evaluación colectiva de resultados estandarizados, para reflejar más adecuadamente estos aspectos del aprendizaje. Es vital considerar si las pruebas estandarizadas pueden realmente medir la efectividad de enfoques educativos que valoran la creatividad, la innovación y el pensamiento crítico, o si es el momento de explorar nuevos métodos de evaluación, quizás complementarios inicialmente, que estén en consonancia con los principios del aprendizaje constructivista y que nos acerquen más y mejor a conocer hasta qué punto estamos avanzando en los ítems que proponemos.

Frente a estos desafíos, es esencial que la comunidad educativa se una para reflexionar sobre el camino a seguir. Debemos preguntarnos cómo podemos hacer que nuestro sistema educativo no solo sea inclusivo y equitativo, sino también capaz de preparar a los estudiantes para la vida de hoy y para los retos de un futuro que cambia a gran velocidad. Esto requiere un esfuerzo colaborativo para repensar las prácticas de evaluación estandarizada, empoderar al profesorado en su rol de diseñador de experiencias de aprendizaje en equipo y, sobre todo, centrar nuestros esfuerzos en el desarrollo integral de cada estudiante con una mirada puesta en su perfil de salida.

Este es un momento de oportunidad, un momento para ser audaces en nuestra visión de lo que la educación puede y debe ser. Invitamos a cada miembro de la comunidad educativa a ser parte de esta transformación, a compartir ideas, desafíos y éxitos, y a trabajar juntos hacia una educación que trascienda las aulas y deje una huella duradera en la vida de nuestros estudiantes.

La educación del futuro no es solo una posibilidad; es una promesa que hacemos a las próximas generaciones. Comprometámonos a hacer de esa promesa una realidad abordando los desafíos con valentía, creatividad y una inquebrantable fe en el poder transformador de la educación. ¿Te ayudamos a avanzar?

1 comentario
  1. Martha Peñaherrera
    Martha Peñaherrera Dice:

    Hola Xavier, te saludo desde Ecuador. De acuerdo en todo lo que dices, vamos en el octavo año tratando de transformar la cultura de nuestra gente. A veces parece que algo conseguimos y otras veces que no solo no conseguimos nada sino que hemos retrocedido. Puedes compartir ideas en temas de cultura de un centro educativo? Cómo se hacer para avanzar de manera firme?

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