¿Cómo gestionar la energía y el tiempo para conseguir un futuro educativo diferente?
Personalmente, algo que me ha sorprendido siempre mucho del mundo educativo, especialmente de las escuelas, pero a menudo también de las universidades, es la dificultad de los equipos directivos (entendiendo este concepto de forma amplia) para destinar tiempo y energía del presente para preparar un futuro educativo diferente para los alumnos que vendrán.
Hay varios elementos que me gustaría destacar al respecto. En primer lugar, la tendencia a centrarlo todo en la acción y no reservar tiempo para la reflexión. Normalmente, los tiempos especialmente pensados para parar y reflexionar, leer el entorno y formular miradas hacia el futuro son muy escasos. La acción, y solo la acción constante, para resolver multitud de incidencias cotidianas, nos absorbe.
En segundo lugar, centrados en esta acción absorbente, damos al día a día toda la energía que tenemos… y más. Es decir, le destinamos el 125 o el 150 % de lo que somos y hacemos. Día tras día, año tras año. Seguramente hay momentos en los que pensamos que llegará una semana o un día en los que no tendremos incidencias o acciones por hacer y, entonces, por fin, podremos reflexionar sobre lo que es realmente importante y las cuestiones de fondo… Y ese momento no llega nunca, lo que genera un cansancio y una frustración considerables.
¿Se puede salir de lo cotidiano y pensar en un futuro educativo diferente?
Creo que estos dos hechos de más arriba tienen mucho que ver con el encargo que los equipos directivos han interiorizado, en línea, seguramente, con lo que el sistema educativo les ha pedido: hacer que las cosas funcionen cotidianamente de la mejor manera posible y con las mínimas interrupciones y conflictos posibles. Y, esto, por supuesto, es importante. Pero, con este encargo, hoy, en un mundo en plena transformación y cambio, ya no hay suficiente.
Hay otro encargo tan importante como este: preparar un futuro educativo diferente para las generaciones de alumnos que todavía no se han incorporado a la escuela. O para los que se acaban de incorporar (por ejemplo, con 3 años) y que aún tienen 14 años de educación por delante. De hecho, un niño que se haya incorporado a la escuela con 3 años, saldrá en junio de 2038.
Se trata de dirigir, coordinar e impulsar con ambas manos: con una, aseguramos el día a día; con la otra, reservamos espacios, energía y tiempo para crear un futuro educativo diferente. Esta segunda mano también es nuestra responsabilidad y debe formar parte de nuestro encargo. Y tendremos que desarrollarlo con los recursos de los que disponemos (pidiendo siempre que nos den más) y con el tiempo que gestionamos. No digo que sea fácil, pero conozco a muchas directivas y directivos de la educación que lo hacen y avanzan hacia innovaciones y cambios trascendentales para los niños, niñas y jóvenes actuales y, sobre todo, para los que vendrán en el futuro.
Mi experiencia desde el punto de vista de Reimagine Education
Esto que explico, además, está presente en todos los países (cerca de 15) de Europa, América y África en los que colaboramos con instituciones educativas para impulsar este y otros cambios. Me atrevería a decir, pues, que es un hecho universal de la educación, que, junto con la gran inercia que también arrastra la organización educativa, dificulta el camino de la transformación y exige una gran dosis de convicción y liderazgo consciente por parte de los equipos directivos.
De hecho, los dos años que pude trabajar profesionalmente en el sector de la salud como gerente de un importante instituto de investigación dentro de uno de los mayores y más avanzados hospitales de Europa, me sorprendió el convencimiento y la práctica de los profesionales de la salud de reservar siempre una parte de su tiempo de hoy para investigar y formarse para poder curar más y mejor a los enfermos de mañana… Si no, me decían, la salud no avanzará. Y me mostraban indicadores de mejora en los cuidados y los resultados que seguían de forma permanente.
Y yo me pregunto: ¿Cómo puede ser que los profesionales de la educación no incorporemos esta mirada y marco mental de buscar un futuro educativo diferente para los alumnos que todavía no conocemos? No será porque la vida en un gran hospital no sea intensa y no falten tiempo y recursos como en la educación.
Y, entonces, ¿por qué será? Espero vuestras reflexiones sobre todas estas cuestiones en los comentarios.
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