Liderazgo de centros educativos (1)

 

Game over. La partida ha terminado y para empezar un nuevo juego es necesario que busquemos un nuevo liderazgo de centros educativos. Las reglas del juego han cambiado y ya no nos sirven las instrucciones anteriores a este etapa para avanzar al siguiente nivel.

Algo que se veía venir…

La pandemia y el confinamiento que estamos experimentando por la acción de la Covid19 han sacado a relucir múltiples errores, desajustes, trampas y marcos mentales que estaban muy instalados en nuestro ámbito profesional de la educación. Vivimos cambios profundos en las intenciones educativas y sus impactos. Y frente a este calidoscopio de idas y venidas, gran parte de profesionales, familias e incluso chicos y chicas en etapa de aprendizaje están llegando a leer entre líneas y bajo la superficie del día a día que el juego se está acabando. Que el juego ha terminado.

Y he aquí que estamos empezando una nueva partida de un nuevo juego. A decir verdad, no nos podemos quedar atónitos ante la nueva realidad: se venía configurando desde el último tercio del siglo XX. Se estuvo constatando de forma desigual hasta el inicio del siglo XXI (la educación encierra un tesoro). Con el eslogan “una nueva educación para un nuevo siglo” se aireaba por doquier la necesidad de replantear las finalidades de la educación. Las investigaciones sobre la naturaleza del aprendizaje desvelaban con evidencias el papel fundamental de las emociones, el intercambio social, la memoria, el feedback formativo, la individualidad y la diversidad…

En fin. El qué, el para qué y el cómo de la educación, del aprender y del enseñar, entraron en la agenda de las reflexiones, análisis y decisiones. Y todo empezó a entrar en crisis.

10 años atrás…

Nos ocupamos de mejorar la calidad de la enseñanza. De las didácticas, de la evaluación. De asignar con mayor inteligencia y equidad los recursos. Incidimos en un desarrollo más completo del profesorado. De la participación de las familias. Aplicamos los avances de la ciencia y de la neuropedagogía. Ajustamos los modelos de dirección y liderazgo pedagógico. Y muchas más iniciativas.Lo hemos estado haciendo de forma desigual. Con diferentes profundidades y distintas disposiciones. Y, sin duda, para una mayoría, con una gran dedicación, compromiso y buen hacer.

Y ahora…

Confinados, distanciados de nuestro alumnado y apartados unos de otros. Aplicando soluciones de emergencia para aprender y afrontando un horizonte borroso y lleno de incertidumbre, nos preguntamos: ¿Y ahora, qué?  Desde la dirección, los equipos directivos y el liderazgo de los centros educativos, ¿qué? ¿Qué educación queremos? ¿Qué escuela queremos? ¿Qué impactos deseamos alcanzar con nuestro alumnado? ¿Qué liderazgo, dirección, gestión, administración queremos aplicar? ¿Qué respuesta vamos a dar a la afirmación de alguien con voz anónima que nos dice:

Pocas cosas son peores que terminar la educación al nivel que sea y no saber quién eres, qué quieres ni adonde vas.

Finalizando esta primera parte…

No hay duda. “Game is over”.  ¡Se acabó! Ha empezado la partida de un nuevo juego.

El liderazgo influye indirectamente en los resultados del aprendizaje. La cuestión es: qué resultados y qué impactos buscamos (Deep learning). Los mapas anteriores no sirven. Se están dibujando nuevas rutas del liderazgo: Radicalidad, CODeterminación, Responsabilidad, Adaptabilidad, Distribución, Red. Es una aventura colectiva que no busca nuevos paisajes, sino que tiene la osadía de mirar con nuevos ojos.

¿Te apuntas? ¿Te atreves? (Qué pregunta más tonta, ¿no…?).

– Seguimos en el próximo post.

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