El mundo de la educación está viviendo con cierta efervescencia un cambio de paradigma educativo. La transformación de una institución educativa va más allá de las experiencias de aprendizaje que suceden en el aula, que es solo uno de todos los espacios de aprendizaje que engloba una escuela.
Cualquier transformación educativa pretende, por encima de todo, poner al alumnado en el centro de cualquier decisión. De esta forma, se conseguirá el desarrollo de las competencias que la juventud requiere para convertirse en la ciudadanía del mundo.
Muchos centros educativos se están replanteando cómo transformar su institución a nivel organizativo, cultural, pedagógico, etc. E, inevitablemente, tendrán que repensar cuáles y cómo serán los espacios de aprendizaje y convivencia que ofrecerán a su alumnado.
Pero, ¿de qué espacios de aprendizaje estamos hablando?
Cuando hablamos de espacios educativos debemos ampliar la mirada más allá del aula. Los espacios de aprendizaje de una institución educativa engloban, entre otros, las bibliotecas, los pasillos, los comedores y los recreos.
Estos espacios deben responder, sobre todo, a la mejora de las experiencias de aprendizaje que debe vivir el alumnado para desarrollar las competencias sociales, comunicativas, críticas y creativas que requiere el mundo en el que vivimos. Y, evidentemente, debe estar en consonancia con nuestro perfil de salida del alumnado, que representa una importante palanca de cambio.
Por tanto, un espacio educativo es cualquier lugar físico en el que el profesorado tiene una intención educativa y de aprendizaje hacia el alumnado. Por tanto, debemos estar abiertos a que cualquier espacio de la escuela puede convertirse, en cualquier momento, en un espacio educativo. Así, pues, la transformación educativa debe salir de las aulas y englobar todos los espacios de la institución.
¿Qué papel debe jugar el recreo como espacio educativo?
Es un espacio asociado habitualmente al juego, al recreo, pero durante décadas no se le ha dado importancia como lugar educativo.
El recreo es un espacio donde nuestro alumnado debe tener la oportunidad de aprender a relacionarse con sus compañeros y compañeras. Es por esto que debemos repensarlo para que cumpla su función correctamente.
Debemos evitar diseñar recreos grises, llenos de cemento y donde solo se contemple la función de jugar a deportes (fútbol, baloncesto, etc.). Pero, sobre todo, debemos evitar que su diseño implique una perspectiva de género.
¿Cómo transformar los espacios de aprendizaje?
Como apunta Siro López (2020), en la actualidad, las escuelas que hemos heredado, y que se diseñaron en la época industrial, no responden a las necesidades reales de las nuevas generaciones, ni a lo que pide la sociedad, ni tampoco nos proporcionan la respuesta a los nuevos desafíos de un mundo altamente cambiante. Entonces, ¿qué podemos hacer ante todo esto?
Desde Reimagine Education hemos empezado varios procesos de reflexión con varias instituciones educativas de todo el mundo. Llevamos cinco años trabajando con decenas de organizaciones para ayudarlas en su transformación integral mediante nuestra metodología de cambio, denominada RIEDUSIS.
Mediante la metodología RIEDUSIS, proponemos a las escuelas redefinir el modelo educativo para conseguir el perfil de salida del alumnado que todos queremos. Una herramienta fundamental de este nuevo modelo educativo son las LEB (líneas educativas básicas).
Las LEB se convierten en las líneas (o estrategias generales de enseñanza/aprendizaje) que orientan las acciones que tienen lugar en el aula y que, por tanto, nos ayudan a repensar qué debe pasar en las aulas de los centros educativos y, también, cómo deben ser.
¿Quieres profundizar aún más en el diseño para llevar a cabo una aproximación a cómo los espacios pueden mejorar las experiencias de aprendizaje?