Tendencias internacionales emergentes para la transformación de la educación superior (parte 2)
Artículo original de Xavier Aragay Tusell para MUniversitas, 38, la revista de la Universidad de Mondragón. Con su permiso, reproducimos aquí el artículo en dos partes: aquí puedes leer la primera parte, y esta es la la segunda:
En todas las iniciativas de cambio e innovación que se llevan a cabo en estos momentos en todos los niveles de la educación, podemos observar la mayoría de las diez tendencias que he descrito brevemente. Aunque no las llamen por este nombre, o cada institución las bautice con algún nombre técnico o específico vinculado a su modelo de persona/profesional o a sus opciones metodológicas y educativas.
Y ciertamente, no hay un solo modelo por replicar, porque todos los contextos son distintos, como distintas son también las maneras de entender la educación por parte de cada institución, y distintas son las tradiciones y contextos. Pero si es imprescindible salir de la zona de confort en la que muchas universidades están instaladas, y empezar a transitar por el camino de la transformación profunda de la educación, buscando y construyendo el propio modelo de cambio y proyectándolo hacia el futuro.
Y esto es lo que estamos haciendo conjuntamente en Mondragón Unibertsitatea. Y para ello, la universidad y Reimagine Education Lab hemos firmado un acuerdo marco de colaboración para la transformación del proceso de enseñanza y aprendizaje de la oferta educativa de MU. Partimos de los ejes del proyecto Mendeberri 2025 y de toda la experiencia y capacidad de la universidad, y en base a la metodología RIEDUSIS centrada en el perfil de persona-profesional, avanzamos en un rediseño profundo de los grados y másteres.
La metodología de proceso de cambio RIEDUSIS es un sistema, original y contrastado, de acompañamiento en el camino de transformación de una institución educativa, desarrollado por el equipo de Reimagine Education Lab. Lo podemos resumir sintéticamente en el esquema siguiente:
En este sentido, el reto fundamental es “Recentrar el proceso de formación en la persona” reequilibrando el balance entre lo personal y lo profesional para impactar en un tipo de persona distinta. Para ello es muy importante el cambio de mirada y marco mental de los directivos y profesores de la universidad, y el desarrollo del perfil del egresado desglosado en impactos como elemento tractor del cambio.
El nuestro es un acuerdo de trabajo conjunto, basado en unir conocimientos y experiencias para transformar la universidad en un proceso que ha de permitir distintos ritmos de las facultades y grados o másteres, para ser líderes de la transformación y el cambio universitario en el mundo. Esta es nuestra visión y ambición.
Porque es muy importante entender que estamos hablando de un “proceso” de transformación educativa. Es decir, no hablamos solamente de innovar o realizar cambios en las aulas… claro que los realizaremos, pero nuestra intención, nuestro proyecto, nuestro sueño es un cambio sistémico. Y, por tanto, un cambio de mirada, cultural, organizativo, de espacio físico. Es toda la universidad la que entra en un proceso de cambio profundo. Y para que esto ocurra la universidad no puede estar sola. Debe de aliarse.
En este sentido, no debemos olvidar que la universidad (¡y en este caso una universidad en forma de cooperativas!), son personas. Personas que realizan muchas actividades con otras personas y para las personas que se están formando o educando. Y aunque es verdad que a menudo hablamos de la universidad como institución, más verdad es aún, y esto a veces se olvida, que esta institución está formadas por personas. Y solamente la persona, cada una de ellas, puede decidir realizar un cambio educativo. Y sólo si lo decide en su interior, si lo decide libremente, si sueña y se arriesga a dar el salto, el cambio puede entrar en el terreno institucional.
Y precisamente en el interior de las personas, y sobre todo en el interior de los directivos educativos, reside la principal fuerza y también la limitación más importante para realizar el cambio. La fuerza para la transformación se halla en la conexión entre la vocación y la mirada dirigida a la persona y al futuro. La limitación radica en los marcos mentales desajustados respecto al momento que vivimos y al futuro que adivinamos. Y, a menudo, estos marcos desajustados se expresan en forma de desconcierto, de conservadurismo, de perfeccionismo, de miedo o de hiperactivismo.
La educación superior debe reimaginarse. Y es una herramienta tan poderosa e importante que no podemos dejarla en manos de la inercia o de la mera actividad por la actividad. Tampoco podemos esperar que una nueva ley, norma, memoria o agencia la transforme. La educación superior se debe transformar con la participación de toda la comunidad educativa. Para decidir dónde queremos estar dentro de cuatro o cinco años. En esto estamos.
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